ESCRÍBENOS
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Proyecto de gestión de riesgos: por qué tenerlo en cuenta
La gestión de riesgos en proyectos se basa en la identificación, análisis, ejecución y evaluación de riesgos de un determinado proyecto. El objetivo es aprovechar las oportunidades y combatir las amenazas tomando como base los puntos fuertes del plan.
¿Cómo identificar los riesgos de un proyecto?
Para realizar un adecuado plan de gestión de riesgos es condición indispensable establecer una planificación adecuada desde el minuto cero. Los directivos son los responsables de su elaboración, y los miembros del equipo deben encargarse de su ejecución. Durante la fase de planificación, los directivos deben identificar los riesgos que puedan afectar de alguna manera al proyecto, e introducen todos los elementos de control y acciones ante los mismos.
En muchos casos los riesgos se encuentran interrelacionados, de manera que afectan a distintas áreas del proyecto y pueden poner en peligro su viabilidad. Por este motivo es tan importante crear un registro de riesgos una vez identificados. De esta manera, todos los miembros del equipo pueden realizar consultas y comprobar su evolución. Una herramienta muy útil que para que sea efectiva debe estar en constante actualización. El registro de riesgos tiene que evolucionar con el tiempo, a medida que el proyecto avanza.
Para una adecuada evaluación de los riesgos, lo mejor es asignar a cada uno de ellos una determinada puntuación en función de la posibilidad de que ocurra y de la gravedad de las consecuencias. Al asignar un valor a cada una de las variables, es posible obtener, combinándolas, una puntuación: alta, media o baja. Así resulta mucho más sencillo y rápido establecer prioridades y concentrar esfuerzos.
Por supuesto, siempre hay que reaccionar a tiempo. Esto es algo fundamental en el mercado actual, en el que todo cambia prácticamente a cada segundo. Hay que comprender las causas de la aparición de los riesgos y diseñar las acciones correctivas que deben ser aplicadas.
Fases de la gestión de riesgos
Cualquier proyecto de gestión de riesgos, independientemente de cuál sea su naturaleza, se compone de cinco fases:
- Planificación: la planificación es clave, de forma que hay que agrupar todas las tareas que deben llevarse a cabo para gestionar los riesgos de un proyecto concreto.
- Identificación: ¿qué riesgos pueden afectar al proyecto? En la segunda fase se definen los riesgos prestando especial atención a sus características.
- Análisis: a continuación, hay que hacer uso de la matriz de riesgos para realizar un análisis en profundidad. Se trata de una herramienta que aporta de forma sencilla y rápida una visión de los riesgos que afectan al proyecto. Agiliza y facilita la toma de decisiones ya que permite clasificar y diferenciar los riesgos en función de su nivel, factores y tipología.
- Ejecución: el siguiente paso consiste en desarrollar una serie de acciones para aprovechar las oportunidades y combatir las amenazas para poder cumplir con los objetivos del proyecto.
- Evaluación: y, por último, se ponen en marcha los diferentes planes de respuesta a los riesgos y se da respuesta a los identificados.
En definitiva, la gestión de riesgos es una de las principales responsabilidades de un Project Manager. En la fase inicial del proyecto debe tomar un primer contacto con los riesgos y proceder a su identificación, para luego llevar a cabo un análisis y una evaluación.
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