La normativa Good Manufacture Practices (GMP) nace de la necesidad de dar cumplimiento al Reglamento de la Unión Europea número 1223/2009, que establece que una serie de productos de tipo cosmético tengan un proceso de fabricación a partir de unas Buenas Prácticas de Fabricación (BPF).
Esta certificación busca fortalecer la seguridad tanto en los distribuidores como también en los usuarios finales de todos los productos de tipo cosmético. Sus objetivos son mejorar la transparencia de la producción y garantizar en todo momento su calidad y los diferentes métodos prácticos de gestión que se han llevado a cabo para fabricar los productos.