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La importancia de la calidad en los procesos de producción
Actualmente, los clientes son cada vez más exigentes. Por esta misma razón, resulta de gran relevancia poder garantizar una calidad óptima en los procesos de producción de una determinada compañía. El principal objetivo es evitar cualquier tipo de defecto en el producto final y, por tanto, obtener la máxima satisfacción por parte de los clientes.
Así, en la actualidad, el Departamento de Calidad tiene una importancia vital en el conjunto de una organización. Es el encargado de controlar y acreditar la calidad de los productos finales mediante los procesos de producción. En plena era digital, cada vez se utilizan técnicas más complejas e innovadoras para determinar la calidad de los productos, como el control estadístico de procesos, más conocido por sus siglas SPC.
¿Por qué resulta tan importante la calidad en los procesos de producción?
La norma ISO 9000 es la encargada de definir la calidad. Se trata de un conjunto de normativas y directrices vinculadas con la calidad que una compañía debe llevar a cabo, de forma voluntaria, durante el proceso de producción. De la norma ISO 9000 se deriva la norma ISO 9001. A través de ella una determinada compañía puede demostrar su capacidad para producir productos o servicios que satisfacen de forma precisa las necesidades de los clientes y que se adecúan a la normativa vigente.
Es importante señalar que la calidad no se ofrece sólo en los productos finales, sino que debe estar muy presente en las diferentes fases del proceso de producción. Es responsabilidad del Departamento de Calidad garantizar que los requisitos de calidad realmente se cumplen, asegurando así una producción eficaz y eficiente. Hoy en día, cada vez más empresas implantan la norma ISO 9001 para ganarse la confianza de sus clientes y garantizar su plena satisfacción con los productos ofrecidos.
La calidad, antes y ahora
La década de los 50 era una época en la que todo valía, de modo que se prestaba muy poca atención a la calidad, tanto en los productos finales como en los procesos de producción. Sólo las grandes compañías multinacionales podían permitirse implantar controles de calidad.
Ya en los años 70, la calidad se convirtió en una de las herramientas de venta más valiosa. No fue hasta los años 80 cuando las compañías comenzaron a aceptar que realmente la implantación de normativas de calidad tenía grandes beneficios para la organización.
Actualmente, prestar atención a la calidad es una filosofía que gira en torno a la consecución de una serie de acciones para cumplir con las expectativas y necesidades de los clientes. La calidad se ha convertido así en una parte esencial para un alto porcentaje de compañías de todo el mundo, sin la cual la supervivencia de estas no se entiende.
4 razones para apostar por la calidad
Hay una serie de razones por las que realmente es conveniente apostar por la calidad en el ámbito de la organización:
- Finanzas: una mala calidad, tanto en el proceso de producción como en el proceso final, supone la pérdida de beneficios para la empresa.
- Comercial: desde el ámbito de las ventas, asegurar una buena calidad mejora de forma notable la imagen de marca. Además, asegura la satisfacción por parte de los clientes, de modo que se establece una relación de confianza a largo plazo.
- Técnica: respecto a las razones técnicas, una buena calidad mejora las prestaciones técnicas de los productos y la eficiencia de los procesos.
- Relaciones públicas: y, por último, cabe destacar que mejora las relaciones externas que la compañía mantiene con determinados públicos, como administraciones públicas, proveedores, etc.
Por tanto, una certificación ISO 9001 va a permitir a tu empresa una mejora en los procesos y en los productos y servicios que se generan. La calidad, hoy en día, es uno de los factores más relevantes para los usuarios que según esta característica, se convertirán (o no) en clientes potenciales.
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