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Diferencia entre control y mejora de la calidad
Aunque en un principio el control y la mejora de la calidad pueden parecer iguales, o al menos similares, lo cierto es que son dos conceptos muy diferentes en el ámbito de las normativas ISO. Cuando se habla de control de calidad, se hace referencia a todas aquellas operaciones que se llevan a cabo para cumplir con los requisitos establecidos. Mientras, la mejora de la calidad engloba todas las tareas y procesos que son necesarios para poder cumplir con los requisitos. Por lo tanto, el Sistema de Gestión de la Calidad se relaciona con ambos conceptos.
Procesos del Sistema de Gestión de Calidad
La conocida como “Trilogía de Juran” enfoca el Sistema de Gestión de la Calidad en base a tres procesos.
Por un lado, la planificación de la calidad. Al igual que en cualquier otro ámbito de la vida, la planificación es un aspecto clave. Consiste en definir los objetivos a alcanzar y las estrategias a largo plazo, así como las acciones que se van a desarrollar en el futuro más próximo. Lo más importante es garantizar la calidad en el producto final para no solo satisfacer las necesidades de los clientes, sino superarlas. Esto es algo esencial en el mercado actual, en el que existe cada vez mayor competencia en todos los sectores de actividad.
Por otro lado, el control de calidad. Hay que definir una serie de estándares para asegurarse de que las medidas implementadas cumplen los requisitos de calidad y se corrige cualquier tipo de deficiencia. Para ello es necesario analizar las fortalezas y debilidades de la organización, con la misión de eliminar los puntos críticos.
Y, en último lugar, la mejora de la calidad. Es esencial crear conciencia dentro de la compañía de cuáles son los principales puntos débiles que hay que mejorar. Partiendo de esta base, se establecen una serie de objetivos y se crean planes para alcanzar dichos objetivos. La organización debe entenderse como un ‘todo’, de manera que todos los empleados deben estar al tanto de los objetivos que se desean lograr, y tienen que recibir formación para ello. Por supuesto, hay que informarles de los progresos y reconocer el éxito, tanto a nivel general como particular.
Lo más importante de todo es llevar un control exhaustivo de los procesos en tiempo real y tener un plan de actuación. De este modo, si se presenta cualquier tipo de deficiencia, se puede corregir a la mayor brevedad posible y minimizar las pérdidas. Gracias al Sistema de Gestión de la Calidad se diagnostican fallos con más rapidez y la organización puede encontrar soluciones que garanticen el logro de objetivos y resultados de manera eficiente.
Beneficios del Sistema de Gestión de la Calidad
Los beneficios de implementar un Sistema de Gestión de Calidad son muy amplios. Engloba una gran selección de normas y estándares de carácter internacional, al tiempo que promueve el cumplimiento de una serie de requisitos en las empresas.
Todas las compañías con un SGC tienen como principal objetivo maximizar la eficiencia y la calidad de sus procesos. Gracias a los estándares establecen una serie de pautas para aumentar la productividad y la motivación de los trabajadores.
Esto se traduce en un mayor reconocimiento internacional y en una mejor gestión de los procesos. Los directivos comprenden qué mejoras son necesarias en su organización mediante un minucioso sistema de documentación y análisis. Se trata de un procedimiento cuidadosamente planificado e implementado.
Y, por último, la satisfacción de los clientes mejora considerablemente. La empresa puede definir qué estándares debe cumplir un producto de calidad.
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